miércoles, 6 de marzo de 2013

La pasión de Pigmalión sobre Galatea acabó siendo la causa de que ésta cobrara vida y se convirtiera, realmente, en su mujer ideal. Esta historia muestra en realidad dos lecciones: por un lado, el poder que tienen de las expectativas respecto a los demás y que se denomina “efecto Pigmalión”; por el otro, la fuerza que tienen las convicciones sobre nuestro propio éxito o fracaso: es el “efecto Galatea”. No es una novedad que cuanto más convencidos estemos de ser capaces de hacer algo, mayor es la probabilidad de lograrlo, pero por desgracia sí es algo que se nos suele olvidar. 



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